18/09/2025
La carrera de Juan Martín del Potro estuvo marcada por la gloria y el dolor. Campeón del US Open 2009, verdugo de los mejores del mundo y símbolo de la Davis argentina, sufrió lesiones que hubieran retirado a cualquiera. Sin embargo, su lucha constante y su carisma lo convirtieron en un ejemplo de resiliencia dentro y fuera de la cancha.
Nacido en Tandil en 1988, Juan Martín comenzó a jugar al tenis desde muy chico. A los 16 ya era considerado una de las grandes promesas argentinas. Su estatura imponente (1,98 m) y su saque demoledor se combinaban con un revés a dos manos tan sólido que pronto lo apodaron "La Torre de Tandil".
Su ascenso fue meteórico: en 2008 ganó cuatro torneos ATP consecutivos, algo que lo catapultó al top 10 mundial. Al año siguiente, con apenas 20 años, escribió la página más gloriosa de su carrera: el US Open 2009, donde derrotó en semifinales a Rafael Nadal y en la final a Roger Federer, el mejor jugador del mundo en aquel momento. Argentina veía nacer a un nuevo ídolo.
Pero lo que parecía una carrera destinada a acumular Grand Slams se transformó en una montaña rusa. En 2010 comenzaron los problemas con sus muñecas. Una, dos, tres operaciones lo alejaron durante meses de las canchas. Muchos especialistas aseguraban que nunca volvería a jugar al mismo nivel.
Cuando logró regresar, las lesiones volvieron a aparecer, esta vez en la rodilla. Su cuerpo parecía decirle que era suficiente. Sin embargo, Del Potro no entendía de límites: cada operación era un nuevo comienzo, cada rehabilitación un desafío más grande que el anterior.
El regreso de Delpo en los Juegos Olímpicos de Río 2016 fue un verdadero milagro deportivo. Llegaba sin ritmo, sin torneos y con dudas sobre su estado físico. Sin embargo, en la primera ronda eliminó a Novak Djokovic en un partido épico, y más tarde superó a Rafael Nadal para alcanzar la final. Allí cayó ante Andy Murray, pero se llevó la medalla de plata y la ovación del mundo entero.
Ese mismo año se convirtió en héroe nacional al liderar al equipo argentino en la Copa Davis 2016. En la final ante Croacia, con el marcador en contra, Del Potro dio vuelta un partido imposible ante Marin ?ili?, encendiendo la esperanza que culminó con la primera y única ensaladera para Argentina. Su imagen arrodillado, llorando de emoción, quedó grabada en la memoria colectiva del deporte argentino.
Contra todos los pronósticos, en 2018 volvió a disputar una final de Grand Slam en el US Open. Aunque perdió ante Novak Djokovic, ese torneo confirmó que, aún con un cuerpo castigado por las lesiones, seguía siendo un competidor de élite. Ese mismo año alcanzó el puesto número 3 del ranking ATP, el mejor de su carrera.
Los números de Del Potro hablan por sí mismos: 22 títulos individuales, campeón del US Open, medallas olímpicas y héroe de la Copa Davis. Pero su legado va mucho más allá de las estadísticas.
Federer lo describió como "un gigante dentro y fuera de la cancha", Nadal lo definió como "un ejemplo de superación" y Djokovic lo consideró "uno de los rivales más nobles que enfrentó". Su humildad, su cercanía con los hinchas y su forma de sobreponerse al dolor lo convirtieron en uno de los deportistas más queridos del planeta.
En febrero de 2022, en el Argentina Open, Del Potro anunció lo que muchos temían: el retiro. Con la rodilla destrozada y sin margen para otra operación, jugó su último partido ante un estadio que lo ovacionó de pie durante minutos. Entre lágrimas, agradeció a los fanáticos y a su familia. Fue una despedida dolorosa, pero también un homenaje a una carrera única.
Hoy, lejos de las canchas, Juan Martín del Potro sigue siendo un símbolo de resiliencia. Su historia inspira a deportistas de todo el mundo, recordándoles que la grandeza no siempre se mide en trofeos, sino en la capacidad de luchar contra la adversidad y nunca rendirse.
Porque si algo enseñó "La Torre de Tandil" es que el verdadero triunfo está en levantarse una y otra vez, incluso cuando todo parece perdido.
Del Potro no solo fue un campeón de tenis: fue un campeón de la vida. Un deportista que enseñó a disfrutar de las victorias, a resistir en la derrota y a creer que siempre hay una nueva oportunidad. Su nombre quedará en la historia no solo por los títulos, sino por la emoción y la inspiración que dejó en cada persona que lo vio jugar.
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16/09/2025
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