30/10/2025
Según la psicología del color, cada tono influye en cómo nos perciben los demás. Desde el azul que transmite confianza, hasta el dorado que irradia poder y optimismo, los expertos aseguran que elegir el color correcto puede potenciar la forma en que nos presentamos ante el mundo.
Los colores no solo decoran: influyen. Nos hacen ver más seguros, más abiertos, más serios o incluso más poderosos. Según la psicología del color, nuestra mente reacciona antes al tono que a cualquier palabra. Por eso, una buena elección puede cambiar la forma en que los demás te perciben... y también cómo te sentís vos.
Sereno, confiable y elegante. El azul es el color de los que parecen tener todo bajo control (aunque por dentro estén googleando "cómo sobrevivir al estrés laboral"). Es el favorito de CEOs, políticos y oradores, porque transmite calma y autoridad.
Usarlo en una reunión o presentación dice, sin decirlo: "Tranquilos, yo sé lo que hago".
El negro es el "modo ninja" del éxito. Fuerte, sofisticado y atemporal. Es el color que eligen quienes quieren impactar sin exagerar, y también el que mejor combina con la frase "no tengo nada que ponerme".
Eso sí: en exceso puede parecer distante. Pero en su justa medida, proyecta respeto, liderazgo y una confianza que no necesita presentación.
Usar blanco es como resetear tu energía. Es pureza, equilibrio, claridad mental. Transmite orden, transparencia y frescura. Ideal para entrevistas, comienzos o cuando querés dar la impresión de que tu vida está organizada (aunque tu escritorio diga lo contrario).
Además, es un color que da luz -literal y emocionalmente-, y genera cercanía sin perder profesionalismo.
El dorado es pura energía, el color del éxito y la abundancia. Está asociado a la confianza, el optimismo y ese magnetismo de la gente que entra a un lugar y cambia el ambiente.
No hace falta vestirse como una estatuilla de los Oscar: basta con un accesorio, un reloj o un detalle dorado para decir "estoy en mi mejor versión".
La psicología del color no se trata solo de estética. Se trata de comunicación emocional. Cada tono tiene su propia vibración, y si lo elegís bien, puede ayudarte a transmitir exactamente lo que querés.
Así que la próxima vez que te mires al espejo, no pienses solo en "qué me pongo", sino en "qué quiero decirle al mundo hoy".
El éxito no siempre está en el currículum, a veces está en el placard. Así que sí: los colores hablan. Y si aprendés a escucharlos, pueden ser tu mejor carta de presentación.
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