30/09/2025
Según Bloomberg y medios especializados, Veritas funciona como un chatbot para empleados que permite testear capacidades de IA generativa -desde búsquedas en datos personales hasta acciones dentro de apps- que Apple planea inyectar en una Siri completamente renovada. No es un producto "para la calle", sino un laboratorio vivo que explicaría por qué la Siri "vitaminada" se retrasó y ahora apunta a 2026.
Imaginá un "Siri oculto" en los pasillos de Cupertino. Los ingenieros charlan con él como con cualquier chatbot moderno-"resumí este mail, agendalo con Carla y adjuntá la propuesta"-y miden cómo reacciona, si hilvana el contexto y si puede ejecutar acciones reales en apps del sistema. Eso es Veritas: un simulador de la Siri que viene. No para la vidriera, sino para equivocarse a puertas cerradas, ajustar modelos y recién después salir a escena.
La Siri actual es un atajo por voz; la nueva quiere ser una orquestadora. Pedís "dejá la foto más clara y sin fondo" y, en lugar de abrir una app y desentenderse, hace el trabajo tras bambalinas: encuentra la imagen, entiende qué significa "más clara", edita, recorta, guarda una copia y te devuelve el resultado en el mismo hilo. Menos menús; más "decime qué querés y yo me ocupo".
Para llegar ahí, el ensayo con Veritas apunta a tres superpoderes:
Memoria conversacional: entiende a qué "esto" te referís sin obligarte a repetir todo.
Comprensión de intención: no solo procesa palabras; lee el objetivo.
Acción en el ecosistema: mueve fichas en Mail, Calendario, Archivos, Fotos o la app que haga falta, con confirmaciones cuando toca cosas sensibles.
La promesa es siempre la misma: primero local, después nube y solo lo mínimo indispensable. Veritas sirve para ajustar esa coreografía: qué se resuelve en el dispositivo, qué viaja, cómo se limpia y cómo se le explica al usuario sin letras chicas.
El usuario gana tiempo y pierde fricción: menos abrir-copiar-pegar-confirmar; más pedir y recibir. Las apps, en tanto, pueden volverse protagonistas desde atrás del telón: exponen capacidades claras ("enviar presupuesto", "recortar imagen", "generar enlace") y Siri las encadena según la intención del usuario. Es diseño intention-first: ya no importa "dónde está el botón morado", sino qué sabe hacer tu app.
No alcanza con un chatbot simpático: hay que integrarlo sin costuras. La IA debe entender el estado del sistema, respetar permisos, evitar alucinaciones y ofrecer historial y deshacer. Confianza se construye con cada interacción: cuándo pedir confirmación, cuándo actuar y cómo explicar por qué eligió un archivo y no otro.
La revolución no va a llegar con un ícono nuevo, sino como una calma rara: un día resolvés algo difícil con una frase y listo. Si Veritas cumple su cometido, Siri deja de ser un interruptor por voz y se convierte en un socio silencioso: escucha, recuerda, actúa y, cuando duda, pregunta.
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29/09/2025
La vidriera