17/06/2025
Mientras Google pierde terreno entre los más jóvenes, herramientas como ChatGPT ganan protagonismo como fuente de información rápida, directa y personalizada. El fenómeno no solo desafía a los gigantes tecnológicos, sino que ya empieza a llamar la atención del Gobierno y especialistas en educación y desinformación.
El hábito de buscar en Google, que fue casi universal por dos décadas, está en retroceso entre los menores de 25 años. Según un informe reciente, el 35% de los jóvenes en Argentina ya prefiere usar ChatGPT para resolver dudas, estudiar o entender temas complejos.
La IA conversacional, que responde en segundos, sin publicidad y en lenguaje claro, empieza a ganarle terreno a los resultados de búsqueda tradicionales. "Me da respuestas más claras y me evita entrar a páginas con títulos engañosos", dice Clara, estudiante de 17 años.
Las razones por las que los jóvenes prefieren ChatGPT por sobre Google son varias:
Rapidez y simplicidad: no hay que entrar a varios sitios ni filtrar información.
Lenguaje adaptado: la IA puede explicar algo complejo con palabras simples.
Interacción personalizada: permite repreguntar y adaptar las respuestas a lo que uno quiere.
Libre de publicidad: al menos por ahora, la experiencia no está saturada de anuncios.
Este cambio de hábito genera preocupación en el ámbito educativo y político, ya que no todo lo que dice una IA es correcto o chequeado. De hecho, el Gobierno analiza junto a especialistas cómo abordar la desinformación generada por sistemas de inteligencia artificial, especialmente en temas como salud, política o historia.
Además, hay un debate sobre cómo enseñar a las nuevas generaciones a contrastar fuentes cuando ya no pasan por buscadores clásicos o medios tradicionales.
Aunque Google sigue siendo el buscador más usado, su liderazgo cultural está amenazado. En Estados Unidos, Reino Unido y también en países como Argentina, los adolescentes ya ven a Google como "lento", "poco directo" o "anticuado".
Esto ha llevado a Google a acelerar el desarrollo de Gemini, su IA conversacional, como respuesta directa a ChatGPT. Pero por ahora, la percepción joven ya empezó a cambiar.
Algunos educadores ven en la IA una herramienta potente para explicar, acompañar tareas escolares o fomentar la curiosidad. Otros, en cambio, la ven como un atajo que desalienta el pensamiento crítico.
En el medio, el Gobierno evalúa posibles regulaciones o campañas educativas, especialmente en el marco del uso de inteligencia artificial en el aula y en redes sociales.
Lo que antes parecía imposible -desplazar a Google como la principal fuente de información- ahora se está dando entre los más jóvenes, con ChatGPT a la cabeza. El impacto cultural, educativo y político recién empieza, pero la transformación ya está en marcha.
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