01/07/2025
Ben & Jerry's es hoy sinónimo de helados deliciosos, sabores excéntricos y compromiso social. Pero detrás de ese imperio global hay una historia de amistad, creatividad y rebeldía. Su creador, Ben Cohen, es un neoyorquino que empezó sin experiencia en el negocio, pero con una idea clara: hacer el mejor helado posible y, al mismo tiempo, impactar en el mundo. Esta es la historia de cómo nació una de las marcas más queridas del planeta.
La historia comienza en la ciudad de Nueva York, donde Ben Cohen y Jerry Greenfield se conocieron siendo adolescentes. Ambos compartían algo más que la amistad: eran dos jóvenes sin rumbo claro, pero con muchas ganas de hacer algo diferente.
En 1978, con apenas 12.000 dólares (5.000 prestados y 4.000 propios), abrieron su primera heladería en un viejo local de una estación de servicio en Burlington, Vermont.
Ninguno de los dos tenía formación en gastronomía. Aprendieron a hacer helado a través de un curso por correspondencia de solo 5 dólares.
Pero lo que realmente los hizo diferentes fue la apuesta por un helado con personalidad: porciones enormes de cookies, chocolates, frutas, nueces y brownies, algo que en esa época no existía. Su lema era simple: "Si no se siente en cada bocado, no vale la pena".
Además, adoptaron un modelo de negocio con un fuerte componente social, priorizando productores locales, prácticas sustentables y salarios justos.
El éxito local fue inmediato. La gente no solo iba por el helado, sino por la experiencia, el ambiente divertido y el trato cercano.
A comienzos de los 80 abrieron su primera planta de producción y empezaron a distribuir a supermercados. Pronto, Ben & Jerry's dejó de ser un negocio de barrio para convertirse en una marca nacional y, más tarde, internacional.
Su enfoque siempre fue disruptivo: desde los nombres locos de los sabores hasta campañas sociales que incluían defensa del medioambiente, lucha por los derechos civiles y donaciones a causas progresistas.
Ben Cohen nunca fue un empresario tradicional. Sufre de anosmia, un trastorno que le impide oler y saborear de forma normal. Por eso, su obsesión fue que los helados tuvieran texturas potentes, con grandes trozos de ingredientes.
Más allá de lo comercial, su verdadero motor fue el activismo. Ben & Jerry's fue una de las primeras empresas en combinar un modelo de negocio rentable con una misión social y ambiental clara. En muchos sentidos, fueron pioneros del capitalismo consciente.
En 2000, Ben & Jerry's fue vendido a la multinacional Unilever por 326 millones de dólares, pero con una condición: que la compañía mantuviera sus valores fundacionales y su compromiso social.
A pesar de dejar la gestión directa, Ben Cohen sigue vinculado a causas sociales y continúa siendo un referente del activismo empresarial.
La marca no solo es famosa por sus sabores únicos como "Chunky Monkey", "Half Baked" o "Phish Food", sino también por haber demostrado que es posible construir un imperio global sin perder los valores humanos.
Ben & Jerry's es hoy un símbolo de cómo un pequeño proyecto, nacido de la amistad y la creatividad, puede cambiar la manera en que entendemos el éxito empresarial.
La historia de Ben Cohen es la prueba de que no hace falta ser un genio de los negocios para construir algo enorme. Hace falta pasión, creatividad, compromiso y la convicción de que un negocio puede ser rentable, divertido y al mismo tiempo un motor de cambio social. Ben & Jerry's no es solo helado: es una forma de entender el mundo.
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