04/09/2024
Los cuentos de hadas que Dolores Avendaño leía desde los cuatro años la inspiraron a vivir del arte y, sin saberlo, cada paso que dio la llevó a convertirse en la ilustradora de las portadas de Harry Potter que millones de hispanohablantes tuvieron en sus manos. La colección de libros de su madre marcaron su futuro. Veía las páginas con personajes y mundos fantásticos y no sabía cómo se le llamaba, pero se convencía cada vez más de que aprendería a ilustrar libros para niños.
Dolores Avendaño creció
rodeada de magia. Recuerda especialmente los paseos por el campo de sus abuelos
en Bariloche. "Me imaginaba castillos en las montañas. Hay unos árboles que
crujen con el viento, los coihue, y mi madre nos decía que son las hadas que
abren las ventanas. Siempre había una cuota de fantasía", le cuenta a
Desmarcarte.
El
fuerte deseo de ser ilustradora
Pasó los años
ilustrando castillos, brujas y sirenas, y decidió estudiar Diseño Gráfico en la
UBA. Luego, se postuló para estudiar Ilustración en Rhode Island School of
Design, en Estados Unidos, pero quedó en la lista de espera.
"Era importante tener
muy claro en mi mente lo que quería lograr y aferrarme fuertemente en eso, no
en el obstáculo. En ese momento no existía internet y los Al mes de haber
logrado entrar, dos de los tres profesores que tenía la apartaron para
recomendarle que estudiara otra cosa. "Me dijeron, 'la ilustración es muy
competitiva, te va a costar conseguir trabajo. Realmente, creo que lo hicieron
con la mejor intención. Lo que ellos no pudieron ver fue la pasión que yo tenía
y ese deseo fuerte de ser ilustradora. En esos momentos difíciles que los
profesores te dicen 'no es para vos', tuve la suerte de estar muy conectada con
mi deseo interno". llamaba todas las semanas a ver si había entrado", relata.
La meta siempre fue la
misma. Era tal su determinación que completó todas las materias en dos años y
medio, cuando toda la carrera tomaba cuatro años. "Me fascinaban las clases,
jamás se me ocurría quejarme. Todos tenemos nuestros días, pero en general,
sentía entusiasmo. Después, descubrí que entusiasmo significa 'estar lleno de
Dios'. Entendí que es algo muy profundo".
Al recibirse, comenzó
la búsqueda de empleo en Nueva York. Llegó, recién graduada y con una carpeta
de muestra, a la editorial William Morrow. Tenía esperanza, aunque no imaginó
lo que iba a encontrar. On Halloween Night (1994) fue su primer libro, de tapa
dura -son los más costosos y difíciles de producir- con 32 páginas para
ilustrar y total libertad creativa.
"Le tengo un amor muy profundo porque es el libro que desencadenó mi carrera. Siempre va a ser superespecial. Poco tiempo después, apareció en la película Tienes un email, en la primera escena de la librería de Meg Ryan. Yo no lo podía creer, estaba en el cine con una amiga", celebra. Dolores Avendaño fue la primera en su camada en conseguir trabajo, y tras el éxito de ver sus portadas en librerías de Nueva York y Boston, tres profesores la invitaron a la Rhode Island School of Design a dar una charla sobre la experiencia de su primer trabajo.
El
chico mago y un segundo sueño
Su carrera despegó,
volvió a la Argentina e ilustró Sufridor, el caballito criollo que llegó a
Alaska, la historia real de un norteamericano y un ruso que recorrieron desde
Ushuaia hasta Alaska. El director creativo de ese libro le comentó sobre el
proyecto de "un chico mago" de una escritora británica llamada J.K. Rowling y
ella aceptó. Después de entregar la primera portada, siguieron pidiéndole una
tras otra. El resto fue magia: todas las portadas de las ediciones en español,
vendidas en España, Latinoamérica y Estados Unidos fueron diseñadas por ella.
Avendaño dice que
disfrutó hacer todas las portadas. "Cada una tiene algo especial. La quinta
(Harry Potter y la Orden del Fénix) me encanta porque es monocromática en
azules. Me gustó trabajar en esos tonos. Del tercero, me gustó el hipogrifo, me
encantan las criaturas mitológicas", comenta. A los 30 años, después de
entregar la tercera portada, Dolores Avendaño decidió cumplir otro de sus
sueños de la infancia. Quería ser maratonista, vivir una aventura como las que
veía las películas de Indiana Jones cuando era una nena.
Se inscribió en un
grupo de corredores para entrenar. Al mes de terminar su primera maratón en
Nueva York, su entrenador le mostró una foto de unos corredores en el desierto
del Sahara. "Vi la foto y de esos corredores y dije 'sí, es la carrera para mí.
No lo dudé", resalta. Se trataba del Marathon des Sables, una carrera de siete
días, de autosuficiencia (ella debía cargar su alimento). Eran 243 kilómetros
recorridos en seis etapas. "Todo el mundo me dijo que estaba loca, que era
imposible".
En 2003, se convirtió
en la primera mujer argentina en correr esa carrera y la completó, a pesar del
agotamiento. Nunca olvidará que estaba a punto de rendirse en la primera etapa,
cuando vio a un participante ciego que corría con la muñeca atada a un corredor
guía. "Al ver a ese corredor, dije 'basta, no me preocupo más, vamos momento a
momento a disfrutar de esta enorme experiencia. Fue fantástico". Consiguió el puesto
243 entre 670 corredores. Desde que comenzó en 1999, no paró. Corrió en Madrid,
Nueva York, en varias provincias de la Argentina. En 2003, ganó las 100
Himalayan Miles, una carrera de 160 kilómetros en el Himalaya de la India, a
una altura de entre 1900 y 3900 metros sobre el nivel del mar.
Harry
Potter, 25 años después
Por los 25 años de la publicación de "Harry Potter y la Piedra Filosofal", el coleccionista Patricio Tarantino le pidió a Avendaño ilustrar 10 primeras ediciones. (Foto: cortesía de Dolores Avendaño) La lista de libros ilustrados por Dolores Avendaño es extensa, pero ella reconoce que la saga de Harry Potter le cambió la vida, no solo por el reconocimiento mundial.
Gracias al pequeño
mago, consiguió el patrocinador que necesitaba para participar en el Marathon
des Sables y, años más tarde, encontró al amor de su vida, que había completado
el mismo desafío en otra ocasión. "Si no hubiese corrido esa carrera, nunca nos
hubiéramos conocido", afirma. "Harry Potter tocó mi vida. Lo que me gustaría
agregar es un profundo agradecimiento a mis padres y a toda la gente que me
ayudó, profesores, amigos, porque todos tenemos algunos momentos de tristeza".
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