Anime y privacidad: el riesgo oculto detrás de una moda viral

Desde hace semanas, las redes sociales están repletas de personas compartiendo imágenes de sí mismas convertidas en personajes de anime. La moda es clara: transformar una foto en una ilustración colorida, con ojos gigantes y estética japonesa, usando inteligencia artificial. Pero lo que parece un juego inocente podría no serlo tanto.

De acuerdo con ChatGPT, el riesgo no está tanto en la imagen final sino en lo que sucede en el proceso: las apps requieren que el usuario cargue su rostro, que suele venir acompañado de metadatos como la hora, el dispositivo usado, la geolocalización o incluso datos de contacto si se accede desde redes sociales.

¿Qué se hace con esa información?

Uno de los principales problemas es la ambigüedad en las políticas de privacidad. Muchas de estas plataformas -algunas sin domicilio legal claro o con servidores alojados en países con baja regulación digital- no explican qué hacen exactamente con los datos recolectados. Algunos términos de uso incluso se reservan el derecho de usar las imágenes y la información asociada con fines comerciales, entrenamientos de algoritmos o cesión a terceros.

En otras palabras, esa foto con la que creaste tu avatar de anime podría terminar alimentando sistemas de reconocimiento facial, aparecer en una base de datos de entrenamiento de IA, o peor aún, ser utilizada sin tu consentimiento en contextos publicitarios, deepfakes o fraudes digitales.

Datos biométricos y suplantación de identidad

El rostro humano es una de las formas más sensibles de información biométrica. A diferencia de una contraseña, no podés cambiar tu cara. Esto implica que, si cae en manos equivocadas, puede utilizarse para crear identidades falsas, acceder a sistemas de verificación facial o incluso falsificar tu presencia en reuniones virtuales mediante modelos de IA generativa.

Además, el uso de tecnología GAN (redes generativas antagónicas) permite recrear expresiones faciales, animar fotos o manipular videos a partir de una sola imagen. De ahí que ceder tu rostro no sea un acto trivial, aunque venga disfrazado de entretenimiento.

¿Qué aconsejan los expertos?

ChatGPT, al ser consultado sobre esta moda, recomendó ser cauteloso y selectivo al compartir fotos personales con herramientas desconocidas. Algunos puntos clave:

• Leer las políticas de privacidad antes de subir fotos.

• Evitar aplicaciones sin referencias claras o sin sitio web oficial.

• Desconfiar de las que exigen permisos excesivos, como acceso a contactos o ubicación.

• No vincular redes sociales ni cuentas personales al momento de usar estas plataformas.

• Usar imágenes de prueba o modificadas, si es solo por diversión.

El atractivo de lo viral

Como en toda moda digital, el atractivo está en compartir, en mostrarse parte de la tendencia. Las redes sociales potencian esta lógica: mientras más likes y comentarios genera una imagen, más personas se suman al juego. Pero la dinámica viral no debe eclipsar el criterio de seguridad digital. No todo lo que es tendencia es seguro.

Transformarse en un personaje de anime gracias a la inteligencia artificial puede parecer una experiencia inofensiva. Sin embargo, en un mundo donde los datos son el nuevo oro, compartir tu rostro con cualquier plataforma puede tener consecuencias inesperadas. La próxima vez que subas una selfie para convertirte en tu versión animada, pensá dos veces: ¿realmente sabés a dónde va esa imagen?