31/10/2025

Emprendedores

Bonalma: la marca argentina que se animó a competir con las pastas italianas y hoy exporta a tres países

Agustín Korman y Javier Nougués soñaron con algo que parecía imposible: una marca de pastas secas argentinas que pudiera competir con las italianas. Seis años después, Bonalma es una realidad que ya pisa fuerte en Uruguay, Brasil y Chile, y planea duplicar su producción en los próximos años.

Una pregunta que lo cambió todo

"¿Cómo puede ser que Argentina, uno de los mayores productores de trigo del mundo, no tenga una marca de pastas premium?"
Esa simple pregunta fue el disparador de todo. Korman y Nougués, amigos de infancia, con carreras sólidas en el mundo corporativo, decidieron dejarlo todo para emprender.

En 2018 fundaron Bonalma, una marca nacida con una idea clara: hacer una pasta con estándares internacionales, pero con identidad argentina. Invirtieron US$500.000 y se lanzaron a un mercado dominado por nombres italianos, confiando en que el consumidor local estaba listo para una propuesta distinta.

El recorrido que los llevó hasta ahí

Nougués, licenciado por la Universidad del Salvador y con estudios en la Politécnica de Cataluña, trabajó más de 14 años en Cervecería y Maltería Quilmes, donde lideró el comercio exterior e introdujo la marca en más de 20 países.

Korman, graduado en la Universidad de San Andrés, se formó en la Universidad de Pensilvania (EE.UU.) y se especializó en desarrollo de productos para grandes cadenas. Esa combinación de experiencia fue clave: sabían cómo pensar en global, sin perder el sabor local.

Detectar una contradicción

Mientras muchas categorías de alimentos se volvían "premium", las pastas secas seguían en piloto automático: volumen y precio. "El consumidor estaba cambiando", cuenta Korman. "La gente quería saber de dónde viene lo que come. Ya no alcanza con un logo bonito o una campaña de marketing".

Ahí vieron la oportunidad: una marca que ofreciera calidad artesanal, ingredientes seleccionados y una historia auténtica detrás de cada paquete.

Bonalma está presente en la Argentina y exporta cerca del 50% de su producción a Uruguay, Brasil y Chile

Investigación y propósito

Antes de lanzar su primera línea, recorrieron más de 100 supermercados, desde Estados Unidos hasta Tierra del Fuego. Analizaron packaging, precios, hábitos de compra y tendencias globales. El resultado fue un producto cuidado hasta el último detalle: pastas de sémola de trigo candeal, con una textura y cocción pensadas para conquistar tanto al consumidor argentino como al internacional.

Exportar desde el sur

Hoy Bonalma vende en Argentina y exporta el 50% de su producción a Uruguay, Brasil y Chile. En cinco años superaron los 5 millones de unidades vendidas y se preparan para duplicar esa cifra con nuevas líneas de productos gourmet y saludables.

Su crecimiento se apoya en una estrategia simple pero potente: hacer las cosas bien y contar la historia detrás de cada paquete.

Más que un negocio, una misión

Bonalma no solo busca competir con las marcas italianas, sino también revalorizar el producto argentino en el mundo. Su objetivo es claro: demostrar que el país puede ofrecer alimentos premium sin perder identidad ni autenticidad.

"Queremos que cuando alguien en otro país pruebe una pasta Bonalma diga: esto es Argentina en un plato", afirma Nougués.

Lo que empezó como una pregunta hoy es una historia de éxito. Dos amigos, una idea y una misión: convertir la tradición argentina del trigo en un producto que pueda competir en las góndolas más exigentes del planeta.
Porque sí, la pasta también puede tener acento argentino.

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