03/06/2025
Lejos de ser una costumbre reservada a niños o personas mayores, la siesta diaria está ganando terreno como una estrategia inteligente para quienes buscan mayor rendimiento mental, bienestar físico y hasta una mejor salud cardiovascular. Dormir entre 10 y 30 minutos puede ser lo que tu cuerpo y mente necesitan para resetearse y rendir al máximo.
Hay una escena que se repite en casi todas las casas: llega el mediodía, comés rico, te sentás en el sillón, cae el sol por la ventana, y el cuerpo empieza a pedirte algo... bajito, tranquilo, inevitable: una siesta. Pero en lugar de entregarte a ese deseo natural, tu mente te castiga: "¡No seas vago! ¡Todavía queda mucho por hacer!"
Durante años, nos hicieron creer que dormir durante el día era un signo de debilidad. Una señal de que no aguantás el ritmo. Pero, ¿y si fuera al revés? ¿Y si justamente las personas que se permiten frenar, que escuchan su cuerpo, son las que rinden mejor, se enferman menos y piensan con más claridad?
Dormir no es solo descansar. Cuando dormís, el cerebro limpia, reordena, refuerza. Es como cerrar y volver a abrir una app que está andando mal. Y si bien durante la noche se produce un trabajo profundo, la siesta es ese mantenimiento express que necesita tu mente para seguir al 100%.
Harvard Medical School demostró que una siesta de 20 minutos mejora el rendimiento cognitivo y la memoria.
NASA hizo dormir a sus pilotos espaciales por 26 minutos y observó un mejor desempeño del 34% y una alerta mental del 54%.
Investigaciones en Grecia revelaron que quienes duermen siesta al menos 3 veces por semana tienen un 37% menos de riesgo de morir por enfermedades del corazón.
Y lo más importante: estos beneficios no son solo para astronautas ni científicos. Aplican también a vos, que estás en la oficina, en el bondi, en casa o estudiando para un parcial.
No todo vale. Dormir dos horas puede dejarte peor que antes. Lo ideal es elegir la duración según tus objetivos:
10-20 minutos: energía, claridad, reacción rápida. Perfecto para la oficina o la facu.
30 minutos: mejora la creatividad, pero puede dejarte medio zombie los primeros minutos.
90 minutos: un ciclo completo de sueño. Ideal si no dormiste bien la noche anterior.
El horario ideal: entre las 13 y las 15 hs, cuando el cuerpo entra naturalmente en una fase de baja energía. Dormir más tarde puede arruinarte el sueño nocturno.
Si aún dudás, dejame decirte algo: Einstein, Churchill, Dalí, Da Vinci, Frida Kahlo, Messi y Bill Clinton eran fanáticos de las siestas. No hay que ser artista ni político para rendirse ante este acto tan humano. Solo hace falta entender que, a veces, menos es más. Dormir es una inversión.
Salvador Dalí tenía una técnica muy particular: se sentaba con una cuchara en la mano sobre una bandeja. Cuando empezaba a quedarse dormido, la cuchara caía, lo despertaba y él aseguraba que ese microsegundo entre la vigilia y el sueño era su momento de mayor inspiración. Si eso no es arte, ¿qué lo es?
Más allá del rendimiento, hay un punto crucial: la siesta es salud. Vivimos en una época donde dormimos poco y mal, donde el estrés se volvió crónico y donde tomarse una pausa es un lujo que pocos se permiten. Pero el cuerpo no negocia: tarde o temprano, pasa factura.
Dormir un rato en el día ayuda a:
Regular la presión arterial
Reducir la inflamación
Mejorar el sistema inmunológico
Prevenir el burnout laboral
Disminuir la ansiedad
¿Te duele la cabeza todos los días? ¿Vivís cansado? ¿Sentís que no podés pensar con claridad? Tal vez, no necesitás otro café. Necesitás una siesta.
Tomate en serio tu descanso. Aunque vivas en un monoambiente o trabajes en una oficina ruidosa, hay formas de construir tu mini oasis:
Buscá un espacio tranquilo: auriculares con ruido blanco o tapones pueden ser grandes aliados.
Poné una alarma suave: que no te asuste, sino que te despierte con cariño.
Mantené la luz baja: una máscara para los ojos puede ayudarte si estás en un lugar iluminado.
No uses el celu justo antes: te puede distraer y robar minutos valiosos.
No te sientas culpable: esto no es perder tiempo, es ganar salud.
En Silicon Valley, oficinas como Google, Nike o Zappos tienen "sleep pods" (cápsulas para dormir) dentro de sus instalaciones. En Japón, es normal ver gente durmiendo en cafeterías, estaciones o incluso en su escritorio. Lejos de juzgar, allí la siesta es símbolo de esfuerzo.
En algunos lugares de España, se están implementando pausas de siesta oficiales en el horario laboral. Porque los datos son contundentes: los empleados que descansan, rinden más y faltan menos.
Vivimos con la fantasía de que para triunfar hay que estar en constante movimiento. Pero quizás el verdadero truco para una vida más creativa, saludable y plena no esté en correr más... sino en saber cuándo frenar.
La siesta no es para débiles. Es para quienes se dan el permiso de cuidarse. Para quienes entienden que, a veces, el cuerpo pide un rato de silencio, sombra y paz.
Así que la próxima vez que tu cuerpo te pida una pausa, no lo dudes. Cerrá los ojos, respirá profundo... y dormí tu siesta con orgullo.
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30/07/2025