18/06/2025
Un nuevo enfoque científico busca crear robots capaces de construir estructuras complejas sin necesidad de un plan maestro. Inspirados en comportamientos de animales como termitas, estos robots podrían revolucionar la forma en que edificamos en la Tierra... y quizás también en Marte.
Un equipo de investigadores liderado por la científica Kirstin Petersen, del Departamento de Ingeniería Eléctrica e Informática de la Universidad de Cornell, está desarrollando una nueva generación de robots constructores autónomos. Lo novedoso: no seguirán planos detallados ni instrucciones humanas paso a paso, sino que tomarán decisiones constructivas basadas en reglas simples de comportamiento local.
La inspiración viene del mundo natural: termitas, abejas y hormigas que construyen estructuras complejas sin un líder ni un plano global. Cada insecto trabaja en función de lo que percibe en su entorno inmediato. Esta misma lógica es la que los científicos están aplicando al desarrollo de robots de construcción autónomos.
Los robots no están programados con una arquitectura completa. En cambio, trabajan con reglas locales: si detectan una determinada forma o patrón, saben cómo continuar. No necesitan entender el conjunto final, solo ejecutar pasos inmediatos en función de lo que ya está construido.
Este enfoque permite:
Adaptarse a imprevistos del entorno sin depender de la intervención humana
Evitar interrupciones por fallas de comunicación con un sistema central
Escalar fácilmente en cantidad de robots trabajando en simultáneo
Más allá de sus aplicaciones en obras civiles, este tipo de robots podría ser clave para misiones espaciales. Imaginá robots construyendo refugios en Marte u otros planetas, sin conexión en tiempo real con la Tierra y sin planos específicos, pero con capacidad para resolver y crear estructuras sólidas de forma independiente.
Ese es uno de los objetivos del proyecto, que ya cuenta con el respaldo de organismos como la NASA.
Lo interesante es que estos robots no son extremadamente complejos en hardware. Lo que cambia el juego es la forma en que se organizan, colaboran y se adaptan, lo que marca una evolución en cómo entendemos la inteligencia artificial distribuida y la robótica en ambientes dinámicos.
La arquitectura del futuro podría no necesitar planos, arquitectos ni humanos. Con sistemas que aprenden de su entorno y actúan como colonias de insectos, los robots constructores prometen transformar desde cómo se levantan casas en la Tierra hasta cómo se instalan bases en otros planetas. Una revolución silenciosa que ya está en marcha.
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