22/05/2025
Después de renunciar a Disney, Darío Coronel decidió crear su propia productora y apostar por un formato innovador: microseries pensadas para ver en el teléfono. Episodios cortos, guiones ágiles y grabación vertical. El futuro del entretenimiento ya no pasa solo por las grandes pantallas: ahora se juega en la palma de la mano. Argentina será parte clave de esta nueva ola de contenidos.
Las reglas del entretenimiento están cambiando. El consumo de contenido audiovisual ya no ocurre únicamente frente a una televisión o en una sala de cine. Hoy, las plataformas móviles dominan la escena, y las microseries llegaron para adaptarse a ese nuevo lenguaje.
Darío Coronel, quien fue parte de The Walt Disney Company durante años, lo entendió a la perfección. Por eso dejó la multinacional para fundar su propia productora independiente, con una misión clara: crear contenido corto, atrapante y adaptado al celular.
Las microseries son ficciones breves, con capítulos que duran entre 1 y 5 minutos. Están diseñadas para consumirse desde el teléfono, con una lógica vertical, dinámica y de impacto inmediato. La idea es captar la atención en pocos segundos y mantener al espectador enganchado sin exigirle demasiado tiempo.
Este formato responde a las nuevas lógicas de consumo: usuarios impacientes, scroll constante y una competencia feroz por la atención. En este escenario, la clave está en contar mucho en poco tiempo, con calidad visual y una narrativa eficaz.
Coronel eligió la Argentina como punto de partida para esta revolución audiovisual. Su productora, de capitales argentinos y proyección internacional, ya está trabajando en los primeros títulos. El país se convierte así en un semillero para desarrollar contenidos pensados desde el inicio para plataformas móviles y redes sociales.
La apuesta no es menor: implica repensar todo, desde la escritura hasta la filmación. Los guionistas deben ser más concisos, los directores deben planear escenas para pantalla vertical y los actores tienen que transmitir emociones en tiempos ultra reducidos.
Lejos de ser simples clips o sketchs, las microseries proponen arcos narrativos completos, pero comprimidos. Algunas abordan temáticas de actualidad, otras son dramas o thrillers con giros sorpresivos. La idea es que puedan engancharte desde el primer segundo y que puedas maratonear cinco capítulos en el tiempo que antes veías uno.
Además, el contenido está pensado para ser viralizado, comentado y compartido. Esto permite que una historia pueda crecer orgánicamente en plataformas como TikTok, Instagram o YouTube Shorts.
Coronel no es el único que apuesta por este formato: productoras de Corea del Sur, Estados Unidos y Europa ya experimentan con ficciones ultra breves para audiencias móviles. Pero en Argentina esta propuesta aún está dando sus primeros pasos, y promete cambiar la forma de contar historias.
Este modelo también abre nuevas oportunidades para creadores emergentes, actores y técnicos que quieran trabajar en un formato más accesible, con menos recursos, pero igual impacto.
La salida de Coronel de Disney no fue solo un cambio de trabajo: fue una declaración. Apostar por lo nuevo, salir de la zona de confort corporativa y emprender en un terreno en expansión como el de las microseries es una jugada audaz que podría marcar tendencia.
Las microseries llegaron para quedarse. Ya no alcanza con producir bien: hay que producir para el nuevo lenguaje digital. Si antes las series se veían en el sillón, ahora se ven en el colectivo, en la sala de espera o antes de dormir. El futuro del entretenimiento ya no se mide en minutos, sino en segundos... y en scrolls.
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