30/01/2024
Superman, Star Trek, Los locos Adams y el Superagente 86 son solo algunas de las tantas series norteamericanas que, además de haber sido grandes éxitos televisivos, pueden pensarse como productos históricos que cruzan la política con el arte y encapsulan la historia de un país que ha consolidado su dominio en el mundo, según plantea "La cara oculta de las series norteamericanas", una investigación realizada por Luis Fernando Beraza que aborda la cara oculta de la televisión de Estados Unidos desde 1947 a 1974.
El libro, publicado por la editorial Eduvim, perteneciente a la Universidad Nacional Villa María, propone un recorrido distinto por la historia de las producciones audiovisuales norteamericanas. De 1947 a 1974, el libro cubre el período de los orígenes de la televisión en Estados Unidos hasta su consolidación en los años setenta y recupera cómo se construyó este mercado y sus implicancias históricas.
¿Es posible encontrar ideales capitalistas en las producciones norteamericanas? ¿Existe una intencionalidad pedagógica o de adoctrinamiento en estos productos? "Todo el tiempo", responde con seguridad Luis Fernando Beraza, autor del libro, en diálogo con Télam. "Desde que en 1972 el escritor chileno Ariel Dorfman escribió 'Para leer al Pato Donald' ya no hay debate sobre ese punto. Casi todo, por no decir todo, habla a favor del individualismo, la propiedad privada, la glorificación de la fuerza y la justificación de la idea del ser humano como mercancía", señala el escritor y profesor de Historia. Sin embargo, señala que "lo más importante es el negocio".
"Son muy inteligentes los productores, saben manejar el lenguaje subliminal. Tratan de no ser burdos o panfletarios. Usando una metáfora futbolera: el mejor referí es el que no se nota. Generalmente lo logran", cuenta.
Beraza es profesor de Historia (UBA), ejerce la docencia secundaria, terciaria y universitaria en distintos establecimientos públicos y privados. Además, es miembro del Centro Cultural Francisco "Paco" Urondo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Publicó, entre otros libros, "Nacionalistas", "Rucci", "Grandes conspiraciones de la historia argentina", "Antiperonistas" y "El pensamiento de Ezequiel Martínez Estrada".
Beraza llevó adelante la indagación por el "lado B" de estos productos que son más que mero entretenimiento. "Tengo 65 años y soy la primera generación que nació con la televisión, básicamente porque si bien la apareció en la Argentina en la década del cincuenta, recién en los años sesenta se hizo un medio popular, ya que en ese momento la mayoría de los hogares ya tenían televisión en Buenos Aires", cuenta.
A mitad del siglo pasado, las series norteamericanas eran el producto televisivo más popular. "En la tarde y en la noche, solo o con mis padres y hermanos veíamos ese producto. Para mi no era sólo un entretenimiento, sino también una fuente de imitación y de valores. Los niños queríamos ser Batman, Superman, El llanero solitario, Tarzán. Jugábamos a los cowboys y no a los gauchos", recuerda el también docente sobre el origen de su interés en la temática.
Años más tarde y con la premisa de que es necesario "estudiar el pasado para entender el presente", Beraza puso manos a la obra y decidió investigar cómo las series utilizaban la historia norteamericana para explicar distintos temas políticos, sociales y artísticos. De esta manera, el investigador entiende que las "series son ficciones que para poder ser creíbles deben mostrar antecedentes y hechos reconocibles por el público. En otras palabras, la verosimilitud del producto requiere de una puesta en escena o un marco que es la historia", dice.
Uno de los géneros con más relevancia en Estados Unidos fue el western. Las series de este género se adentran con nostalgia en los años de expansión de la civilización estadounidense en la conquista de un territorio virgen. "Toda Nación se constituye por un mito fundacional que la mayoría asume como propio", asegura el investigador y agrega: "Está en el ADN de Estados Unidos que la sociedad es un conjunto de personas dispuestas a lograr individualmente sus sueños. Este mito colectivo más tarde fue llevado a la teoría, gracias a un autor llamado Frederick Jackson Turner, quien afirma en sus trabajos que Estados Unidos nació en la frontera".
A comienzos del siglo XX, el historiador y ensayista Turner publicó trabajos donde afirmó que la ciudadanía estadounidense comenzó en la frontera, y fue forjada por aquellos que con esfuerzo y sacrificio se ganaron sus tierras. "Así fue que antes de la aparición de la televisión hubo una enorme literatura de aventuras del género western que se propagó como reguero de pólvora en los comienzos del siglo XX a través del cine (el primer film de cowboys es de 1912), la radio y luego la TV", cuenta Beraza.
Otro éxito estadounidense fue "Superman", un cómic que debe su origen a la cultura popular. Escribe el investigador en el libro: "Los superhéroes representan el ejemplo típico de la creación del pueblo norteamericano, resignificado por ciertas empresas y factores de poder". En el caso específico de Superman, se trata del "héroe de la Gran Depresión y del renacimiento norteamericano", quien colaboraba con los capitalistas y ayudaba a personas endeudadas (una preocupación de aquella época).
En el libro, Beraza traza una semejanza entre Superman y el presidente Franklin D. Roosevelt, que ejerció su cargo desde el 1933 hasta su muerte en 1945. "Creo que algunos presidentes y personajes representan cabalmente los deseos y las aspiraciones de una parte de la sociedad. Ese fue el caso de Roosevelt y el New Deal (el programa que aplicó)", explica el investigador.
Consultado sobre si es posible establecer alguna semejanza similar a nivel nacional, el autor responde que "tendría que investigar si existe algo similar en nuestro país" pero se anima a realizar una conjetura: "En los films de la época de Perón, los valores positivos de moda en aquella época coinciden con los que expresan los actores y actrices. Las mujeres solidarias, honestas y plebeyas, los hombres trabajadores, decididos y cumplidores. Evita dignifica, Perón cumple", dice.
El cómic se convirtió en un botín de donde sacar ideas para series televisivas de superhéroes y ambos formatos dialogan entre sí hasta la actualidad. "El cómic nació antes que los medios audiovisuales. Sin embargo, el fenómeno de urbanización y de aparición de la radio potenciaron su popularidad en ambos formatos. Por problemas de producción la llegada de personajes del cómic se retrasaron un poco más en el cine y mucho más tarde en la TV. De todas maneras, los seriales del cine (Superman-Batman y otros) potenciaron la popularidad de los personajes en ambos formatos", explica el profesor de historia.
Mientras que el cómic "trajo la idea original", el cine, la radio y la TV potenciaron el género incorporando nuevos personajes y elementos. "Hay tantos Batman como producciones que se han hecho del superhéroe y se seguirán haciendo. Este diálogo fructífero de género persiste hoy más que nunca", señala Beraza.
Otras producciones para la pantalla chica estadounidense narraron guerras y dramas policiales. ¿Es posible vincular a estas producciones con la necesidad de canalizar su participación en conflictos bélicos como la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea y la de Vietnam? "En líneas generales, es aproximadamente así. Las series de guerra se hacen para legitimar la actuación del ejército norteamericano y hasta los años setenta para asegurar el alistamiento en las Fuerzas Armadas. Cuando se trata de derrotas como Vietnam, la idea es diluir la culpa y no mencionar la derrota", responde el escritor y advierte: "No hay que olvidar que estas series deben ser supervisadas por el Pentágono para recibir aprobación de guiones, financiamiento, y apoyo logístico".
Los policiales estadounidenses tienen un entramado diferente. "Buscan legitimar a las fuerzas del orden. Que los buenos acaben con los malos sin miramiento por el bien de todos. Los policías corruptos son efectos no deseados y no tienen nada que ver con el sistema. En las últimas décadas se legitima la violencia de los buenos, en este caso como anti-héroes", dice Beraza.
Luego de "La cara oculta de las series norteamericanas", éxitos rotundos como la comedia familiar "I love Lucy" o las caricaturas, adquieren un nuevo sentido y preparan al público de cara a las nuevas producciones que, según Beraza, "siguen fortaleciendo al sistema capitalista de distintas maneras, eso sí: con mejor técnica y efectos especiales".
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