13/05/2025
Vivir pendiente de la aprobación ajena nos encierra en una cárcel invisible. El psicólogo Carl Rogers nos enseñó que la autenticidad no solo es posible, sino vital para vivir una vida plena. ¿Cómo empezar a desmarcarse del juicio social y escucharse a uno mismo?
Hay una trampa silenciosa que millones de personas caen todos los días, sin darse cuenta: vivir en función del "qué dirán". Decidimos nuestra ropa, nuestras metas, nuestras opiniones, y hasta nuestras emociones en base a lo que otros podrían pensar. Y, sin notarlo, nos vamos apagando. Nos volvemos expertos en complacer, pero amateurs en ser nosotros mismos.
Desde chicos aprendemos a buscar aprobación: una sonrisa de mamá, un "muy bien" en el colegio, un "like" en redes sociales. No es culpa de nadie, es parte del sistema. Pero lo que empieza como una necesidad emocional legítima, muchas veces se convierte en una adicción silenciosa: el miedo a no ser aceptado.
Cuando elegimos estudiar algo que "tiene salida", cuando evitamos decir lo que pensamos para "no quedar mal", cuando soportamos vínculos por miedo a quedar solos, estamos priorizando el "qué dirán". Es un mecanismo de defensa. Nos protege del rechazo. Pero también nos aleja de nosotros.
Carl Rogers y la libertad de ser
Carl Rogers, psicólogo humanista estadounidense, lo explicó hace décadas: para él, el centro del bienestar personal está en la autenticidad. Rogers no hablaba de vivir sin reglas ni ser egoístas, sino de alinear nuestra vida con lo que verdaderamente sentimos y deseamos.
"Ser uno mismo implica enfrentarse al juicio de los otros. Pero también es la única forma de estar en paz."
Uno de los conceptos clave de Rogers es el conflicto entre el yo real y el yo ideal.
El yo real es lo que somos genuinamente: nuestros deseos, miedos, emociones, contradicciones.
El yo ideal es lo que creemos que deberíamos ser: lo que esperan de nosotros nuestros padres, amigos, jefes o la sociedad.
Cuando esa brecha entre ambos es muy grande, aparece el malestar. Sentimos que no encajamos. Que no somos "suficientes". Y en lugar de escuchar esa incomodidad, solemos taparla con más máscaras.
"La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar." - Carl RogersAprender a desmarcarte: 5 claves prácticas
Dejar de vivir bajo el "qué dirán" no se logra de un día para otro. Pero hay pasos que ayudan a comenzar:
Escuchá tu incomodidad
Cuando algo te molesta o sentís que te traicionás a vos mismo, no lo minimices. Escuchalo. La incomodidad es una brújula.
Hacé una lista de decisiones que tomaste para complacer a otros
Puede ser doloroso, pero revelador. Te permite ver cuántas veces priorizaste el "afuera" por sobre el "adentro".
Preguntate cada mañana: ¿qué quiero yo hoy?
No se trata de ser egoísta, sino de recuperar la voz propia. Una voz que muchas veces el ruido del mundo opaca.
Aceptá el miedo al rechazo como parte del camino
Ser uno mismo incomoda. A otros y a vos. Pero es parte del proceso.
"Cuando uno elige ser él mismo, debe aceptar el riesgo de no ser amado por todos." - Carl Rogers
Rodeate de personas que celebren tu autenticidad
No podés florecer en ambientes que te exigen encajar. Elegí vínculos que te impulsen, no que te moldeen.
Lo más triste del "qué dirán" es que puede robarte años. Proyectos no iniciados, amores no vividos, palabras no dichas, pasiones no exploradas... todo en nombre de la imagen.
Y, sin embargo, lo irónico es que nadie está tan pendiente de vos como creés. Mientras vos temés al juicio, los demás están lidiando con sus propias inseguridades.
Desmarcarte es eso: elegirte en lugar de buscar aprobación. No es fácil. Pero como decía Rogers, la libertad empieza cuando dejamos de vivir para ser aceptados, y empezamos a vivir para ser reales.
El mundo necesita menos personas obedientes y más personas auténticas. No viniste a encajar: viniste a vivir. Y tu vida comienza el día que dejás de preguntarte qué dirán, y empezás a preguntarte qué quiero.
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