27/05/2025
La mayoría de las personas repite consejos sobre el sueño que no solo son ineficaces, sino que empeoran la calidad del descanso. Desde creer que el insomnio se combate con pastillas hasta pensar que dormir poco es señal de productividad, repasamos los errores más comunes que arruinan tus noches... y tu salud.
Dormimos un tercio de nuestras vidas, pero entendemos muy poco cómo hacerlo correctamente. El mundo moderno nos ha llenado de hábitos perjudiciales y consejos erróneos que comprometen no solo nuestro descanso, sino también nuestro rendimiento, nuestra memoria y hasta nuestro estado emocional.
Y no es poca cosa: según la Organización Mundial de la Salud, más del 40% de los adultos en ciudades urbanizadas no duerme lo suficiente, y muchos ni siquiera lo saben. El problema no es solo cuánto dormimos, sino cómo lo hacemos.
A continuación, repasamos los mitos y errores más frecuentes que sabotean tus noches y qué podés hacer para solucionarlos.
No hay una fórmula mágica. Algunas personas necesitan 9 horas y otras, con 7, funcionan perfectamente. La clave no está solo en la cantidad, sino en la calidad del sueño.
Si dormís 8 horas interrumpidas, con ansiedad o sin alcanzar el sueño profundo, no estás descansando bien.
La solución: Observá cómo te sentís al despertar. Si estás agotado, tal vez debas revisar rutinas y no solo sumar minutos en la cama.
Error común. Dormir más los fines de semana no "borra" el daño acumulado por semanas de mal descanso.
Tu cuerpo necesita regularidad, no compensaciones. Saltar de 5 horas por día a 12 horas el domingo solo desregula más tu reloj biológico.
La solución: Intentá mantener horarios similares todos los días, incluso los fines de semana.
Estar agotado no significa que vayas a dormir mejor. El estrés físico o mental puede dejarte en un estado de hiperalerta que dificulta el sueño.
Además, el sobreesfuerzo o el ejercicio nocturno intenso elevan la temperatura corporal y retrasan el inicio del sueño.
La solución: Evitá actividades extenuantes al menos dos horas antes de acostarte y regulá el estrés con técnicas de respiración o meditación.
Si bien el alcohol puede inducir somnolencia, también interfiere con la fase REM, esencial para un descanso reparador. El resultado: te dormís rápido pero te despertás agotado, con sueños entrecortados o con dolor de cabeza.
La solución: Si vas a tomar alcohol, que sea mínimo y al menos 3 horas antes de dormir.
Depende. Una siesta breve (de no más de 20-30 minutos) puede mejorar tu rendimiento cognitivo y humor. Pero si dormís dos horas a las 6 de la tarde, claramente vas a alterar tu reloj interno.
La solución: Siesta sí, pero corta y preferentemente antes de las 15:00.
En realidad, generan dependencia, tolerancia y sueño artificial. No resuelven el problema de fondo y pueden alterar la arquitectura natural del sueño.
La solución: Consultá con un especialista y priorizá tratamientos cognitivo-conductuales para insomnio, que hoy tienen alta eficacia sin efectos secundarios.
Grave error. La luz azul de las pantallas reduce la producción de melatonina, la hormona clave para inducir el sueño. Además, el contenido (noticias, redes, correos) activa tu cerebro cuando debería empezar a apagarse.
La solución: Al menos 45 minutos antes de dormir, desconectate de las pantallas. Usá una luz cálida, leé un libro físico o escuchá música suave.
Dormir bien no es un privilegio ni un acto automático: es una habilidad que se construye con hábitos y constancia.
La ciencia del sueño ha avanzado enormemente en los últimos años y demostró que el insomnio crónico, el sueño fragmentado o el cansancio permanente no son normales... y tienen solución.
Una buena noche de sueño puede mejorar tu creatividad, memoria, estado de ánimo, salud cardiovascular e incluso tu sistema inmune.
Y lo mejor: no cuesta nada y está al alcance de todos.
Creá una rutina nocturna: Tu cuerpo ama los rituales. Una rutina constante (leer, estirarte, meditar) le indica que es hora de apagar motores.
Mantené tu dormitorio oscuro y fresco: Lo ideal es una temperatura entre 18 y 20 °C y oscuridad total.
Limitá la cafeína: Evitá tomar café, té o bebidas energizantes al menos 6 horas antes de dormir.
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